20090617

SALUDO A LOS PAPÁS EN SU DÍA


Me dirijo con especial afecto a todos los “Papás” de Chile, para saludarlos con la gratitud de quienes hemos encontrado en ellos el “rostro paterno de Dios”.

Hoy celebramos el “Día del Padre”, como una manera de destacar la importancia y el valor que tiene la figura del padre en la vida de la familia y en la sociedad misma. La Iglesia reconoce este valor y lo celebra, felicitando a todos aquellos que tienen el gozo y la dicha de participar en la divina y humana capacidad de dar vida, de educarla, de hacerla crecer y de conducirla a su fuente, que es el mismo Dios.

En el Antiguo testamento encontramos conmovedoras expresiones de Dios como “Padre” de su Pueblo Israel. Sin embargo, es Jesús, en el evangelio, quien nos revela una relación personal de esa paternidad de Dios con cada uno de sus hijos, al llamarlo Él mismo “Abbá”, es decir, “papá”, y al enseñarnos a invocarlo de la misma manera y con los mismos sentimientos en la oración del “Padre nuestro”.

"La alegría amorosa con la que nuestros padres nos acogieron y acompañaron en los primeros pasos en este mundo -dice Benedicto XVI- es como un signo y prolongación sacramental del amor benevolente de Dios del que procedemos. La experiencia de ser acogidos y amados por Dios y por nuestros padres es la base firme que favorece siempre el crecimiento y desarrollo auténtico del hombre, que tanto nos ayuda a madurar en el camino hacia la verdad y el amor, y a salir de nosotros mismos para entrar en comunión con los demás y con Dios".

Saludo con cariño de Padre y Pastor:

§         A todos los papás que junto a sus esposas han procreado con amor y responsabilidad a sus hijos, recibiéndolos como un verdadero regalo de Dios;

  • A todos los papás que día a día se “gastan y desgastan” en el trabajo, para llevar el pan a sus hijos, para darles la mejor educación que esté a su alcance, para hacerlos hombres de bien;
  • A todos los papás que, junto a sus responsabilidades familiares y laborales, cultivan su vida interior y su propia paternidad, en Movimientos de Iglesia y en experiencias que los ayudan a ser mejores padres de familia;
  • A todos los papás que ya no viven junto a sus hijos, porque se han marchado para formar su propia familia o porque debieron alejarse de ellos producto de una triste y dolorosa separación;
  • A todos los jóvenes papás, que respetaron el carácter sagrado de la vida de sus hijos, aún cuando no estaban en condiciones de formar con ellos una familia, sea por la edad, por la condición económica o por la ausencia de un verdadero proyecto de amor para el futuro;
  • A todos los papás que se encuentran recluidos en los Centros Penitenciarios, en los Hospitales o en lugares distantes geográficamente por razones laborales, y que no podrán recibir el abrazo de sus hijos, pero sí el recuerdo de su amor y de su gratitud;
  • A todos los padres de la tercera edad, que ya han visto crecer a sus hijos, y que hoy tienen la alegría de ver “a los hijos de sus hijos;
  • A todos los que viven la dimensión de la paternidad en el ejercicio de su ministerio sacerdotal y en la Vida religiosa y Consagrada.

A todos los bendiga el Señor y su Madre Santísima.

 

Monseñor Bernardo Bastres Florence, sdb

Obispo Presidente Comisión Nacional de la Familia

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