20100120

20 DE ENERO UNA FECHA ESPECIAL

Hoy se celebran dos festividades de gran fervor en Chile. Por una parte la festividad del Roto Chileno, que junto con rememorar la victoria de Yungay nos representa la hazaña de muchos hombres de nuestra tierra que dejando sus labores del campo debieron empuñar un fusil e ir a la guerra. Y la fiesta religiosa de San Sebastián donde cada 20 de Enero llegan hasta Yumbel muchos fieles venidos de diferentes partes del país para saludar al santo de los campesinos, San Sebastián. Aquí les dejo ambas historias.

FIESTA DEL ROTO CHILENO

La escultura del Roto Chileno de Virginio Arias no fue hecha, según las fuentes, por un encargo oficial. El artista la concibió por iniciativa propia, al comienzo de su larga estadía de estudios en París (1874-1890), en la misma época en que Chile libraba la Guerra del Pacífico (1879-1883). Significativo fue el hecho que la Municipalidad designara la Plaza Yungay para el emplazamiento del Roto Chileno. Esta plaza, catalogada como una típica plaza de barrio de Santiago, fue proyectada después de la Guerra contra la Confederación (1839). En ella se celebra, desde el año 1889, y cada 20 de enero -fecha del triunfo en Yungay- la Fiesta del Roto Chileno. Según consta en la inscripción del Instituto de Conmemoración Histórica, colocada sobre una cara del pedestal, el joven personaje representa a Justo Estay, arriero guía del General San Martín. El joven está vestido de labriego, con camisa y pantalón arremangados, y sostiene un fusil en la mano derecha que topa a la base. Atrás de la figura hay una gavilla de trigo, en cuyo costado se asoma una pequeña hoz. No se conoce si la intención del artista era realmente representar a un personaje particular como Justo Estay, o expresar su visión del joven campesino chileno que va a la guerra, en un sentido general, transformándolo en un emblema nacional, que habla por sí mismo.


FIESTA DE SAN SEBASTIAN

Nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó en Milán. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios de idolatría. Como buen cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitaba y alentaba a los cristianos encarcelados por causa de su religión. Fue denunciado al emperador Maximiano, quien lo obligó a escoger entre ser su soldado o seguir a Jesucristo.

El santo escogió la milicia de Cristo; desairado el emperador, le amenazó de muerte, pero Sebastián, convertido en soldado de Cristo por la confirmación, se mantuvo firme en su fe. Enfurecido Maximiano, le condenó a morir asaeteado: los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de saetas, dándolo por muerto. Sin embargo, sus amigos, se acercaron y al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas hasta que quedó restablecido.

Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó con valentía ante el emperador, desconcertado porque lo daba por muerto, y Sebastián le reprochó con energía su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir, y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión y tiraron su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Murió en el año 288.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comentarios