FRANCISCO JOSÉ PERALTA MATEU
Este Analista en Computación Científica de 26 años, titulado en Enero de 2009, que focaliza su trabajo en la pastoral juvenil; en el grupo de canto; en el grupo de oración contemplativa y en el grupo de intercesión de la Comunidad, que vive con sus padres, y que como cualquier joven gusta tocar la guitarra, leer noticias y artículos interesantes o curiosos, y en ocasiones también juega PlayStation y otros videojuegos; nos ha revelado una personalidad avasalladora. La de un gran líder que sueña un país de hermanos.
….nos vamos vaciando, vamos decreciendo interiormente y terminamos convirtiéndonos en una hermosa armadura de hierro que contiene dentro un caballero raquítico.
Por Begoña Valdenegro A.
Grande es la atracción que provoca este joven al escucharlo y al leerlo. La convicción en su discurso, la sensibilidad y emoción con que lo entrega impacta, hay algo muy poderoso en lo que comunica; y es que a través de una sencillez que conmueve, Francisco nos revela su profundo amor por Cristo y una búsqueda sin descanso de la santidad, esa santidad a la que todos estamos llamados pero a la que muy pocos estamos dispuestos a entregarnos.
El pasado 20 de Mayo el genetista Dr. Craig Venter del J Craig Venter Institute de Maryland, desarrolló junto a su equipo la primera célula viva controlada enteramente por ADN sintético. Su finalidad, crear vida artificial. ¿Cómo recibe un católico una noticia así?
La verdad no estaba enterado de esto, y con mucha pena digo que por desgracia no me sorprende tanto que ya haya quienes tengan los medios para construir seres vivos como quien construye un castillo de Lego o juega a las cartas. La vida no es un juego, sea la de un protozoo o la de una familia de ballenas azules, pasando por la vida humana, y si no estamos dispuestos a hacernos responsables de una vida entonces no debemos generarla, porque la vida no es un producto desechable sino una de las manifestaciones más grandes del Amor de Dios, y la capacidad que nos dio de conocer más y de crear nuevo conocimiento es una muestra tremenda de la confianza que nos tiene, un tesoro invaluable del cual no debemos abusar.
El lunes pasado leía una noticia de la agencia Zenit donde se hablaba de la fertilización in vitro y de las madres de alquiler en la India, y se puntualizaba el caso de unos mellizos cuyos padres (que encargaron a sus hijos desde fuera de la India) no querían recibir “el producto” porque supuestamente en sus células se encontraba el ADN equivocado. La noticia concluía diciendo que lo más seguro era que esos niños terminaran viviendo en un orfanato, pues la madre de alquiler terminó su trabajo, recibió su pago y desapareció de esta historia.
Hoy estamos hablando de la primera célula viva controlada enteramente por ADN sintético; en el siglo XIX hablábamos de la primera conversación audible por medio de cables, mientras unos años después es posible captar esto que escribo en un medio que ni siquiera requiere mi voz ni mis gestos corporales para que se entienda lo que quiero expresar. Frente a una noticia como la de los mellizos tratados como “producto” o lo que logró el sr. Venter con su ADN sintético, como católico tengo varios caminos posibles, pero desde mi medio cotidiano ajeno a su costoso laboratorio y desde mi influencia nula en las grandes clínicas internacionales de fertilización artificial, lo mejor que puedo hacer es rezar por quienes ponen sus conocimientos a disposición de lo que va exactamente en contra de la verdadera felicidad, porque justamente en mi debilidad y mi impotencia es donde mejor puede Dios mostrar su poder... ojalá sin que yo llegue a darme cuenta. Donde yo no puedo estar, que Dios sea. Donde yo no sé qué hacer, que Dios sepa.
Claramente existen factores externos que influyen en el comportamiento de los jóvenes. Un mundo más materialista hace que miren otras cosas, otros valores. También el debilitamiento de las familias es un factor que afecta enormemente a la alicaída escala de valores, ya que es la familia el núcleo fundamental donde se deben inculcar los valores desde la infancia. ¿Qué crees que está ocurriendo al interior de la familia que no se están dando buenos valores ni buenos ejemplos a los jóvenes?
Yo pienso que una crisis familiar viene de una crisis de algún o algunos miembros de la familia, y si hablamos de la familia humana la crisis viene del vacío interior tapado con ruido muerto en sociedades completas.
Con el desarrollo tecnológico y científico se logran avances formidables en ámbitos diversos, avances que sin duda nos ayudan a vivir mejor tanto a nivel individual como colectivo. Para qué pensar en cosas demasiado elevadas; cosas tan simples como un par de zapatillas con alguna característica especialmente cómoda o un perfume delicado y fragante son sin duda cosas buenas, pero si sólo nos quedamos en la forma y buscamos optimizarla sin pensar en el fondo que subyace a esa forma nos vamos vaciando, vamos decreciendo interiormente y terminamos convirtiéndonos en una hermosa armadura de hierro que contiene dentro un caballero raquítico. Este mal nos va llevando a buscar por cualquier medio la manera de hacer que esta armadura se mueva, ¡que haga algo!, ¡que no sea inútil!, y al no lograr lo esperado empezamos a generar ruido que nos distraiga y nos haga olvidar nuestra pérdida de tiempo. Y no me refiero sólo al ruido de un gran amplificador con una música estridente, sino también al ruido de abrir el clóset y verlo lleno de ropa que quizás nunca se usará, o al de sentarse a cambiar los canales de la televisión hasta encontrar algo bueno, sin tener claro qué es lo que se está buscando, o al de consumir alcohol hasta el punto de no recordar qué ocurrió después de cierto instante.
Yo aún no soy padre, pero desde lo que he observado puedo decir que cuando los padres no hacen nada por buscar el silencio en el hogar (no tanto el físico, sino más bien la escucha mutua), los hijos dan por hecho que así se vive, que eso es potencialmente bueno, y cuando están en condiciones de darse cuenta del verdadero valor del silencio ya es demasiado difícil remar contracorriente, sea por los amigos, sea por los propios gustos, sea por temor o por cualquier otro motivo. Creo que de ahí también viene la espera excesiva para el matrimonio; no pocas veces he escuchado “primero vivir la vida, luego quizás amarrarme” (pero ¿qué es “vivir la vida” en ese caso?). Por otra parte, cuando los hijos han elegido desobedecer sólo para reconocerse poderosos delante de los padres, por mucho que se les trate de ayudar no querrán escuchar, y un entorno que en general excluye cada vez más el sacrificio y el enfrentarse al dolor les gritará “ya estás en esto, tú no eres el hijo pródigo, ¿o acaso quieres realmente doblegarte a ti mismo y volver?”.
Entonces, según mi opinión, si hay crisis valórica al interior de la familia es porque se da demasiada acogida al ruido, a lo externo, a la cáscara, y al haber ruido no hay conocimiento de sí mismo ni “in-corporación” sincera entre los miembros del cuerpo llamado familia. Una lástima, considerando que la familia es una institución potentísima en cualquier sociedad del mundo. Gracias a Dios todavía hay quienes creen que sí se pueden formar familias verdaderamente cristianas, y personalmente tengo la esperanza de verme al lado de una esposa santa, y que el fruto de nuestro matrimonio sean hijos santos, si Dios así lo quiere y lo permite.
La universidad como su palabra lo dice nos entrega una universalidad de la vida en todo sentido, algo que va más allá de sólo conocimientos, nos entrega una diversidad de personas, de pensamientos, de costumbres, etc. ¿Qué marcó tu vida universitaria? y ¿Qué valor le adjudicas a esa diversidad de posturas, opiniones y pensamientos?
Yo estudie en la USACH, y lo primero que me sorprendió cuando recibí mi agenda el día de mi primera matrícula fue que en el plano general del recinto no encontré la capilla. Me costó convencerme de que iba a estar por lo menos 5 años de mi vida pasando casi todo el día en un lugar en el que aparentemente Dios no cabía, y no sólo por un tema de espacio físico sino también por estar en una carrera en la que el pragmatismo era condición necesaria y suficiente para alcanzar el éxito académico. Tiempo después descubrí que por ahí cerca me quedaba la parroquia Sagrado Corazón de Jesús, al lado del Instituto Zambrano, pero cuando casi fui asaltado dentro mientras rezaba me rendí y preferí aprovechar mis tiempos de soledad para rezar dentro de la misma universidad, pues siempre que quisiera estudiar habría gente disponible en el centro de alumnos, pero si quería rezar debía hacerlo solo. De a poco fui entendiendo, y ahora con mayor razón, que el templo que debía visitar era el que llevo dentro y que lo que encontrara en él debía compartirlo con quienes estaban más necesitados de Dios que yo, pues mis compañeros ni siquiera buscaban oración o templos.
Ahora, respondiendo a la pregunta, en un primer período dentro de la USACH fue bien desagradable el paso desde un entorno siempre vinculado a Dios (familia católica, parroquia, colegio corazonista) a otro aparentemente siempre-no-vinculable a Dios, pero fue justamente ese medio adverso el que no sólo me ayudó a ampliar un poco mi manera de pensar y de relacionarme, sino también mi búsqueda de Dios. Yo desde hacía mucho tiempo había estado acostumbrado a vivir de una manera, y el colocar esa manera de vivir como un engranaje que debía encajar y funcionar “en tiempo real” con los demás engranajes que estaban a mi alrededor fue un desafío tremendo al principio, pero de a poco llegó a ser incluso entretenido ver cómo iba cambiando mi manera de hablar o de trabajar y cómo esta nueva manera funcionaba bien con los demás, además de notar cómo mis compañeros cercanos iban dejando de hacerle asco a mis poleras de misiones o de Hallel, una de las cuales aún tengo por ahí. No digamos que fui una especie de san Francisco Javier ni tampoco como los santos Cirilo y Metodio, el primero un tremendo e incansable misionero de oriente y los segundos los encargados de confeccionar un lenguaje escrito para poder traducir por primera vez la Biblia a los pueblos que vivían en la actual Rusia; yo simplemente fui un estudiante católico que en lugar de dejarse llevar por la masa prefirió ser fiel a sus creencias confiando en las promesas y en la omnipresencia de Dios. Yo no busqué roturar la tierra, sino sólo ser fiel y aprender de mis compañeros; si ellos también aprendieron algo de mí, ¡bendito sea Dios!
El siglo XX nos ha presentado muchos hechos históricos de gran crudeza que han marcado a muchas generaciones pero también ha habido hechos maravillosos de gran trascendencia para el ser humano. ¿Qué hitos del siglo XX, vividos o conocidos a través de los años de estudio, te han marcado como persona y por qué?
Pensando y pensando en lo que he visto y lo que he leído (que tampoco es mucho), creo que algo que me ha marcado mucho ha sido el paso de Juan Pablo II por la tierra, no sólo por todo lo que contribuyó a la Iglesia, sino también por su influencia en la historia universal, pues su persona le merece una opinión cuando menos respetuosa incluso a los no creyentes.
Puntualmente, me quedo con su mediación en el conflicto que hubo entre Chile y Argentina en 1978. Yo nunca he sido bueno para la historia, mi mamá puede dar fe de eso, pero hasta donde tengo entendido en ese tiempo estuvimos a punto de entrar en conflicto con los argentinos a causa de unas islas del extremo sur de Chile que Argentina reclamaba como tierra legítimamente propia. Desde ambos extremos hubo intentos por detener el conflicto, pero sólo surtió efecto la mediación ofrecida por el Papa.
Puede haber quienes digan muchas cosas sobre este tema, tanto a favor como en contra de Juan Pablo II y de la Iglesia. Dado que en un tema como éste no es mucho lo que puedo opinar, diré sólo que prefiero no imaginar lo que hubiera sido un conflicto bélico con otro país en un momento tan doloroso como el que estábamos viviendo. En ese episodio de tensión en que las decisiones y los deseos de unos pocos estuvieron a punto de provocar una herida que afectaría a varias generaciones de chilenos y argentinos, nuestro Papa ejerció de manera admirable y valiente su muy bendecido ministerio de “pontífice”, es decir “constructor de puentes”.
Tras un joven considerado líder positivo hay un modelo, una inspiración, un buen referente. ¿Qué personas han sido fundamentales en tu vida y por qué?
Ufff en realidad son varios, porque casi en toda la gente se pueden reconocer virtudes y actitudes dignas de imitar, pero para no maltratar la humildad de nadie me limitaré a nombrar sólo santos. Mi modelo de santificación en el trabajo es San José, mi modelo de alegría es San Francisco de Asís, mi modelo de humildad es mi ángel de la guarda, mi modelo de servicio es la Virgen María, mis modelos de fortaleza son los primeros mártires de la Iglesia... Son los que recuerdo ahora mismo, los demás creo que los voy viendo en el camino. En el fondo busco quedarme con lo que más me llama la atención (positivamente), no sólo de las personas que nombré sino también de mis familiares y amigos.
Pero para buscar y encontrar estas virtudes necesito una brújula (o detector de metales, o GPS, o todo junto), es decir algo o alguien que me ayude a discernir y vaya indicando “esto sí es bueno”, “esto mejor pásalo por alto”, “esto te sirve, pero no todavía”. Mi brújula es la contemplación de Jesús por medio de la Virgen María en la oración del Rosario, junto con la asistencia de mi director espiritual; he ahí un camino seguro a la vida verdaderamente feliz aquí en la tierra, y a la vida verdadera y completamente feliz en el cielo.
En el año del Bicentenario. ¿Qué noticia te gustaría darle a tu país?
Hace 200 años don Bernardo O'Higgins nos ganó la independencia, dejamos de pertenecer a España y comenzamos a ser simplemente Chile. En esa ocasión, O'Higgins quiso contar con la aprobación de la Virgen del Carmen, y su capital de gracia fue un templo dedicado a ella en el lugar donde se lograra la victoria definitiva, eso a cambio de nuestra libertad.
Hace alrededor de 2000 años Jesús nos ganó el cielo, dejamos de ser víctimas de la muerte eterna y comenzó nuestra esperanza en la resurrección. En esa ocasión, el Padre Dios quiso contar con la libre aceptación de la Virgen María, y por su “sí” la humanidad comenzó a gustar la salvación definitiva, la victoria sobre el pecado y sus consecuencias nefastas.
Dios espera nuestra libre aprobación para poder hacernos felices; Jesús quiere resucitar dentro de nosotros y convertirnos; el Espíritu Santo quiere encender de amor los lugares de la creación que se han ido enfriando y oscureciendo. Pero para todo eso Dios quiso necesitar nuestro “sí”, y no dejará de esperar hasta que le demos una respuesta concluyente y definitiva.
Qué noticia más maravillosa el saber que nuestra patria nació con la ayuda de María, y que si hoy imitamos a María podemos ayudar a Cristo a reinar entre nosotros. Si está en nuestras manos ser felices, ¿por qué no elegir serlo? Esta es la noticia que me gustaría dar a mi país: Podemos ser más que un país, podemos ser una familia, y podemos ser tan felices como deseamos si estamos dispuestos a levantar la vista hacia el cielo.
¿Qué lugar ocupa Cristo en tu vida?
Trato que sea el lugar principal, aunque no sabría decir precisamente cuál es ese lugar principal además del momento en que comulgo, que es una especie de recarga infalible para seguir buscando lo que busco y combatiendo lo que combato. Pero no es sólo eso, porque dejar mi comunión sólo en la Misa sería manipular a Jesús Sacramentado. En general, trato que lo que pienso y lo que hago vayan en sintonía con lo que le gusta a Cristo, pero aún así creo que mi respuesta no es precisa porque si viviera así al pie de la letra ya estaría hace tiempo en el cielo.
Quizás quede más claro si digo lo siguiente: Alguna vez escuché que Dios no se puede definir por lo que es sino por lo que no es; yo diría que cuando Jesús ha dejado de estar en mi vida le he perdido el sentido a la oración, la amistad, el trabajo y en general a mi búsqueda de la felicidad. Ahora bien, sé que podría ser mejor, sé que Cristo podría estar aún más presente en mí y que en lugar de tener que recurrir a un “lo extraño cuando no está” podría ser un “con certeza lo percibo en tal y tal cosa además del Cuerpo y Sangre Eucarístico”, pero por ahora confío en que esto es un buen comienzo.
Pensando y pensando en lo que he visto y lo que he leído (que tampoco es mucho), creo que algo que me ha marcado mucho ha sido el paso de Juan Pablo II por la tierra, no sólo por todo lo que contribuyó a la Iglesia, sino también por su influencia en la historia universal, pues su persona le merece una opinión cuando menos respetuosa incluso a los no creyentes.
Puntualmente, me quedo con su mediación en el conflicto que hubo entre Chile y Argentina en 1978. Yo nunca he sido bueno para la historia, mi mamá puede dar fe de eso, pero hasta donde tengo entendido en ese tiempo estuvimos a punto de entrar en conflicto con los argentinos a causa de unas islas del extremo sur de Chile que Argentina reclamaba como tierra legítimamente propia. Desde ambos extremos hubo intentos por detener el conflicto, pero sólo surtió efecto la mediación ofrecida por el Papa.
Puede haber quienes digan muchas cosas sobre este tema, tanto a favor como en contra de Juan Pablo II y de la Iglesia. Dado que en un tema como éste no es mucho lo que puedo opinar, diré sólo que prefiero no imaginar lo que hubiera sido un conflicto bélico con otro país en un momento tan doloroso como el que estábamos viviendo. En ese episodio de tensión en que las decisiones y los deseos de unos pocos estuvieron a punto de provocar una herida que afectaría a varias generaciones de chilenos y argentinos, nuestro Papa ejerció de manera admirable y valiente su muy bendecido ministerio de “pontífice”, es decir “constructor de puentes”.
Tras un joven considerado líder positivo hay un modelo, una inspiración, un buen referente. ¿Qué personas han sido fundamentales en tu vida y por qué?
Ufff en realidad son varios, porque casi en toda la gente se pueden reconocer virtudes y actitudes dignas de imitar, pero para no maltratar la humildad de nadie me limitaré a nombrar sólo santos. Mi modelo de santificación en el trabajo es San José, mi modelo de alegría es San Francisco de Asís, mi modelo de humildad es mi ángel de la guarda, mi modelo de servicio es la Virgen María, mis modelos de fortaleza son los primeros mártires de la Iglesia... Son los que recuerdo ahora mismo, los demás creo que los voy viendo en el camino. En el fondo busco quedarme con lo que más me llama la atención (positivamente), no sólo de las personas que nombré sino también de mis familiares y amigos.
Pero para buscar y encontrar estas virtudes necesito una brújula (o detector de metales, o GPS, o todo junto), es decir algo o alguien que me ayude a discernir y vaya indicando “esto sí es bueno”, “esto mejor pásalo por alto”, “esto te sirve, pero no todavía”. Mi brújula es la contemplación de Jesús por medio de la Virgen María en la oración del Rosario, junto con la asistencia de mi director espiritual; he ahí un camino seguro a la vida verdaderamente feliz aquí en la tierra, y a la vida verdadera y completamente feliz en el cielo.
En el año del Bicentenario. ¿Qué noticia te gustaría darle a tu país?
Hace 200 años don Bernardo O'Higgins nos ganó la independencia, dejamos de pertenecer a España y comenzamos a ser simplemente Chile. En esa ocasión, O'Higgins quiso contar con la aprobación de la Virgen del Carmen, y su capital de gracia fue un templo dedicado a ella en el lugar donde se lograra la victoria definitiva, eso a cambio de nuestra libertad.
Hace alrededor de 2000 años Jesús nos ganó el cielo, dejamos de ser víctimas de la muerte eterna y comenzó nuestra esperanza en la resurrección. En esa ocasión, el Padre Dios quiso contar con la libre aceptación de la Virgen María, y por su “sí” la humanidad comenzó a gustar la salvación definitiva, la victoria sobre el pecado y sus consecuencias nefastas.
Dios espera nuestra libre aprobación para poder hacernos felices; Jesús quiere resucitar dentro de nosotros y convertirnos; el Espíritu Santo quiere encender de amor los lugares de la creación que se han ido enfriando y oscureciendo. Pero para todo eso Dios quiso necesitar nuestro “sí”, y no dejará de esperar hasta que le demos una respuesta concluyente y definitiva.
Qué noticia más maravillosa el saber que nuestra patria nació con la ayuda de María, y que si hoy imitamos a María podemos ayudar a Cristo a reinar entre nosotros. Si está en nuestras manos ser felices, ¿por qué no elegir serlo? Esta es la noticia que me gustaría dar a mi país: Podemos ser más que un país, podemos ser una familia, y podemos ser tan felices como deseamos si estamos dispuestos a levantar la vista hacia el cielo.
¿Qué lugar ocupa Cristo en tu vida?
Trato que sea el lugar principal, aunque no sabría decir precisamente cuál es ese lugar principal además del momento en que comulgo, que es una especie de recarga infalible para seguir buscando lo que busco y combatiendo lo que combato. Pero no es sólo eso, porque dejar mi comunión sólo en la Misa sería manipular a Jesús Sacramentado. En general, trato que lo que pienso y lo que hago vayan en sintonía con lo que le gusta a Cristo, pero aún así creo que mi respuesta no es precisa porque si viviera así al pie de la letra ya estaría hace tiempo en el cielo.
Quizás quede más claro si digo lo siguiente: Alguna vez escuché que Dios no se puede definir por lo que es sino por lo que no es; yo diría que cuando Jesús ha dejado de estar en mi vida le he perdido el sentido a la oración, la amistad, el trabajo y en general a mi búsqueda de la felicidad. Ahora bien, sé que podría ser mejor, sé que Cristo podría estar aún más presente en mí y que en lugar de tener que recurrir a un “lo extraño cuando no está” podría ser un “con certeza lo percibo en tal y tal cosa además del Cuerpo y Sangre Eucarístico”, pero por ahora confío en que esto es un buen comienzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentarios