IGLESIAS PATRIMONIALES

El incendio que afectó a la iglesia de la Divina Providencia el pasado Lunes 24; el grado de destrucción ocasionado por el terremoto y posterior maremoto del pasado 27 de Febrero; los daños que han afectado a miles de iglesias luego de violentos terremotos que azotaron al país hace ya muchos años y el grado de deterioro producto del paso del tiempo, en que se encuentran muchas iglesias declaradas monumentos históricos incluso patrimonios de la humanidad, nos evidencian un trabajo pendiente que recorre de Norte a Sur nuestro país.

Entre el 8 y el 30 de enero de 2011 monseñor Fernando Chomali, obispo auxiliar de Santiago, visitó Washington, New York y San Diego, en Estados Unidos, con el fin de hacer conciencia acerca de la riqueza espiritual, cultural y patrimonial de templos chilenos dañados por el terremoto y la necesidad de ayudar económicamente a su restauración.

Acerca del valor cultural de los templos católicos de Chile, monseñor Chomali señaló que “en el largo plazo, todo lo que hagamos hoy para mantener el patrimonio, potenciarlo, darlo a conocer, sin lugar a dudas que va a generar mayor conciencia de la historia de nuestro país, que por lo demás está íntimamente unida a la Iglesia Católica, y el valor que tiene el legado que han dejado muchas personas”.

Agregó que la Iglesia está íntimamente unida a las raíces de la nación. Cada templo, cada comunidad eclesial nos recuerda que nuestra Patria tiene raíces cristianas y que su alma, su cultura, su ethos, su Constitución está indisolublemente unida a la presencia del Evangelio de Cristo y de su Iglesia”.

Aunque parezca que no se hace nada en este sentido, ante la posibilidad de una pérdida del Patrimonio Arquitectónico de las iglesias patrimoniales del sur de Chile por el inminente paso del tiempo y del escaso apoyo nacional para detener su desaparición, se creó en el año 1976 el Programa de Protección y Desarrollo del Patrimonio Arquitectónico de Chiloé, a través de un convenio establecido entre el Obispado de Ancud y la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.

En el año 1993 el Obispo de la Diócesis de Ancud, Monseñor Juan Luis Ysern de Arce, junto al Arquitecto de la Universidad de Chile Hernán Montecinos Barrientos, plantean consolidar más el trabajo implementado para definir acciones más eficaces orientadas a salvar este patrimonio, dando paso a la constitución de la Fundación Amigos Iglesias de Chiloé.

Hoy iniciaremos un recorrido por esas iglesias maravillosas que amparadas por el título de Monumento Histórico o Patrimonio de la Humanidad, han tenido la suerte de ser restauradas y entregadas nuevamente a la comunidad luego de permanecer años cerradas, y las otras, aquéllas abandonadas donde la historia agoniza entre sus muros.

La Iglesia de Nuestra Señora de Gracia de Villa Quinchao pertenece al primer grupo y haciendo un poco de historia, debemos recordar que fueron los misioneros Jesuitas los primeros en establecerse en la isla de Quinchao en el año 1702 al fundar en Chequian una capilla y un edificio para evangelizar y cuidar a los indios Chonos de las islas Chaulinec y Apiao

La Iglesia de Nuestra Señora de Gracia ubicada en la Villa de Quinchao, comuna de Quinchao, fue declarada Monumento Nacional, en la categoría de Monumento Histórico el 26 de Julio de 1971, mediante el decreto Supremo 1750 y Patrimonio de la Humanidad ante la UNESCO en Diciembre del 2000. La Iglesia de Quinchao con sus 52,8 metros de largo y 18,4 metros de ancho, además de una torre que se eleva a los 18 metros es la más grande de todos los templos chilotes. Está construida en Alerce, Ciprés y Mañío. Aunque fue encomendada en 1605 y citada antes de 1767, su construcción recién terminó a fines del siglo XIX, coincidiendo con una etapa de particular bonanza económica en el archipiélago.

En esta época, Chiloé era lugar de paso obligado para las embarcaciones que navegaban en torno al estrecho de Magallanes, generando no solo el capital suficiente, sino también la posibilidad de intercambio de conocimiento y acopio de materiales para construir, que además abundaban en los bosques circundantes. Estas condiciones permitieron, entonces, la construcción de un templo a la medida de sus feligreses pese a que la población de Quinchao es reducida.

La influencia de fieles incidió también en el diseño original de la estructura, ya que, antiguamente, la gente llegaba a la fiesta patronal cada 8 de Diciembre en sus embarcaciones con familia y provisiones y se cobijaban bajo los aleros de los grandes corredores perimetrales. Sin embargo, hacia 1906 la iglesia debió ser reconstruida parcialmente y en fecha no determinada se retiraron estas galerías exteriores. Una nueva modificación importante vino tras el terremoto de 1960 y la posterior construcción del camino de acceso a la villa. Debido a su mal estado, se eliminó el volumen posterior, la sacristía redonda, y se agregaron fundaciones de concreto.

Aún de grandes dimensiones, se configuró un edificio sencillo, compuesto de un volumen horizontal, torre, fachada y pórtico, la imagen arquetípica del templo chilote. Alrededor de tres siglos demoró en construirse la Iglesia de Quinchao el templo más grande del Archipiélago de Chiloé, que cada 8 de Diciembre convoca a los fieles de Nuestra Señora de Gracia, fiesta religiosa sólo superada en número de asistentes por la del Nazareno de Caguach.

Un estado de destrucción, el cual se empezó a frenar en 1993 con algunos trabajos de restauración financiados con capitales extranjeros, incluyendo la participación activa de los habitantes del pueblo excede a cualquier esfuerzo reconstructivo que pudiera hacer por sí sola la pequeña comunidad de Villa Quinchao. Para el arquitecto Lorenzo Berg, académico de la Universidad de Chile, esta iglesia "es muy importante en la evolución y desarrollo histórico de las iglesias de Chiloé.

El comienzo de la restauración:

Con fecha 02 de Noviembre del año 2009 se da inicio al ansiado proyecto que finalmente hará posible la restauración cabal de este templo. Para poder entender de mejor manera el proceso de intervención realizado en la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia de Villa Quinchao, la obra ha sido dividida en dos áreas principales: consolidación estructural y mantención de revestimientos.

Consolidación estructural:

La intervención estructural en la Iglesia es la etapa más compleja del proceso, debido al avanzado estado de deterioro que presentan las piezas. El daño se debe principalmente a la acción de hongos de pudrición e insectos xilófagos (se alimentan de madera). Por otra parte existen varias piezas con suples adosados.

Para poder ejecutar en forma segura, todas las faenas que corresponden a esta etapa, el edificio se mantiene alzaprimado casi toda su extensión, es decir, apoyada sobre una estructura provisoria. Lo primero que debió realizarse, una vez iniciado el proyecto de intervención, fue la ejecución de las fundaciones de hormigón armado incorporadas al sistema estructural de la Iglesia.

Esta incorporación busca solucionar una de las mayores debilidades constructivas presentadas por los templos correspondientes a la Escuela Chilota de Arquitectura Religiosa en Madera, dentro de las cuales se encuentra la Iglesia Nuestra Señora de Gracia de Villa Quinchao: las fundaciones.

Como elementos fundacionales son utilizadas piedras de gran magnitud, las cuales, a pesar de su tamaño, no son capaces de asentar sólidamente a la Iglesia sobre terreno firme, por un periodo extenso. Con el paso del tiempo, esta debilidad conlleva a hundimientos diferenciados del templo, los cuales generan deformaciones y quiebres en la estructura del edificio.

Es importante mencionar que a cada una de las piezas, estructurales y de revestimiento retiradas, se le realiza una evaluación y diagnóstico en terreno, a partir del cual se define el destino que tendrá. Entre las posibilidades encontramos la reutilización del elemento en la misma ubicación que poseía, la mutación a un área de menor solicitación estructural (en el caso de las piezas de esta especie), o el almacenamiento como pieza de museo.

Mantención de revestimientos

En esta fase se reinstalan los revestimientos interiores y exteriores, anteriormente clasificados y almacenados con el fin de permitir su re-utilización en el mismo lugar en el que se encontraban. En el caso de los primeros, casi todos se encuentran en buen estado de conservación, siendo mayoritariamente piezas de alerce, ciprés y mañío, maderas nobles más resistentes a la acción de insectos xilófagos.

En los revestimientos exteriores, al estar expuestos directamente a la acción del sol, lluvia y viento, presentan pérdida de sección y un deterioro considerable. Estas piezas son reemplazadas casi en su totalidad. Respecto del revestimiento exterior de paramentos verticales, ya en la primera etapa, se dedujo que la utilización de tingle o tejuela se debió a una estrategia de mantención realizada por la comunidad, donde el tingle fue reemplazado por tejuelas, a medida que éste se iba deteriorando, generalmente desde la parte inferior del tabique hacia arriba, de esta forma y debido al estado presentado por las tablas que conforman el tingle, otorgan a éste la mayor data. Es por esto que el revestimiento exterior será reemplazado por tablas de roble pellín colocadas de manera tal de conseguir el tinglado original.

Hoy esta iglesia ya se encuentra restaurada y recibe a numerosos fieles y turistas.

Fotografías: Fotografía 1.- Iglesia restaurada / Fotografía 2.- Iglesia antes de su restauración /Fotografía 3.- Interior bien conservado / Fotografía 4 y 5.- Revestimiento exterior deteriorado por el paso del tiempo y efectos de la erosión.