
Nuestro Señor Jesús fue llamado "Hijo de José", "el carpintero" (Jn 1,45; 6,42; Lc 4,22).
Se ha tratado de definir muchas veces las virtudes de San José: "Brillan en el, sobre todo las virtudes de la vida: la virginidad, la humildad, la pobreza, la paciencia, la prudencia, la fidelidad que no puede ser quebrantada por ningún peligro, la sencillez y la fe; la confianza en Dios y la más perfecta caridad. Guardó con amor y entrega total, el depósito que se le confiara con una fidelidad propia al valor del tesoro que se le depositó en sus manos."
San José es también modelo incomparable, después de Jesús, de la santificación del trabajo corporal. Por eso la Iglesia ha instituido la fiesta de S. José Obrero, celebrada el 1 de mayo, presentándole como modelo sublime de los trabajadores manuales.
Celebremos con alegría en el día de hoy a San José y recordémoslo en cada hombre y mujer que está levantando su hogar, especialmente en el campesino de los sectores rurales de esta tierra, ése que a punta de martillo y clavos, en silencio acompañado del sol y el dolor, reutiliza la madera y todo lo que sirve de su antigua y devastada casa y la vuelve a levantar.
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