20101203

EN TIEMPO DE ADVIENTO - UNA MIRADA DIFERENTE AL DOLOR

Se acerca el fin de año. Época de balances y de una sensibilidad que nos trastoca el corazón, seguramente el resultado final de nuestro recuento interno, nos reportará situaciones alegres y otras dolorosas que nos harán pensar que fuimos especialmente golpeados este año. He encontrado una bellísima reflexión de Santa Teresita del Niño Jesús que nos revela que los sufrimientos son caricias bondadosas de Dios llamándonos a mirarlo.

«Mucho te ama Jesús cuando te envía tales pruebas -escribía Santa Teresita del Niño Jesús- A quien ama más, da más pruebas, y a quien ama menos, le da menos». Yo pregunto, ¿a quién ha amado y ama Dios más que a Jesús? Pues a él le dio el mayor sufrimiento que persona humana padecerá sobre la tierra, pues le hizo «varón de dolores».

¿Qué opinaba la misma Santa sobre el dolor y el sufrimiento?: «Con el dolor se salvan muchas almas. Se salvan más almas con el dolor que con los más brillantes sermones»... «Mientras más intenso es el dolor y menos se muestra a los ojos de las criaturas, tanto más os hace sonreír, oh Dios mío». «Los sufrimientos nos vuelven más buenos e indulgentes con los demás, porque el sufrimiento nos acerca más a Dios». Una de las ventajas del sufrimiento con amor es que madura a la persona y la capacita para comprender a los demás. El sufrimiento es, de hecho, el gran altavoz del que se suele servir Dios para dejarse sentir como Padre. «Al enfrentarme con la perfección he visto que para llegar a ser santo era necesario sufrir mucho». Tanto en salud como en enfermedad esta es la voluntad de Dios: nuestra santificación.

Mejor es sufrir por Dios que hacer milagros. Para hacer milagros quizás no se necesite un amor tan puro como para ofrecer a diario, a Dios, una enfermedad, que nos es misteriosa. Tienes que aprender a padecer. También el padecer es un arte y como todo arte tiene sus leyes de aprendizaje. No debes sufrir mucho, sino saber sufrir. De esta manera sufrirás menos y mejor. He aquí las tres claves para aprender el arte del padecer o sufrir: sufrir con paciencia, con oración y con amor por Jesús. Si puedes sufrir en silencio y con amor, grande será tu perfección. Pero tampoco exageres. También es humano y cristiano comunicar amablemente la intensidad del sufrimiento.

Que tu enfermedad o sufrimiento no te hagan perder la calma, la paz. Para ello ten presente el papel que Dios ha asignado al sufrimiento, después que su Hijo predilecto lo tomó sobre sí: ser instrumento certero de redención y santificación individual y eclesial. Tú eres discípulo de Jesús si tomas tu cruz, tu enfermedad y le sigues, si con tu cruz diaria también sigues redimiendo al mundo. Cristo tiene muchos que quieren trabajar por Él, pero pocos que quieren sufrir por Él y con Él.

1 comentario:

  1. Lindas palabras para un balance final, dice Dios que el dolor sufrido no puede ser mayor que el que su hijo vivió.
    Hemos visto catástrofes grandes este año, son pruebas que hemos podido superar, Dios pone a prueba nuestra templanza, nuestra humildad pero sobre todo nuestra FE, el nos pide que nuestros rezos, nuestras suplicas sean desde el fondo del corazón… ya que podemos engañar a los demás y a nosotros mismos, pero no a Dios miremos nuestros errores y no los ajenos que cada uno tiene su propia carga que cuando sea el momento cuenta le daremos a Dios.
    En esta vida nos preparamos para la vida futura.
    Pronto habrá una gran Inspección en la cual cada alma que trata de perfeccionar el carácter Cristiano, tendrá que someterse a la prueba de las preguntas escudriñadoras de Dios ¿Has dado un ejemplo?

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