UN MOMENTO DE DOLOR

La tarde del Lunes se vistió de rojizo, el calor abrazó más de lo habitual y el aire llevaba consigo restos de un pasado añoso. Particularmente, mis años de estudio me vinculan mucho con la Iglesia de Nuestra Señora de la Divina Providencia, un sector mágico donde muchas veces pasé largos minutos admirando su belleza y rezando. Una antigua compañera vivía en un edificio muy continuo y cada vez que nos reunía el estudio terminaba la tarde allí, cruzando sus corredores.

Ubicada en Avda. Providencia 1619, su historia se remonta al año 1854, cuando la beneficencia compró la chacra Lo Chacón que estaba ubicada en el camino hacia Las Condes. Este lugar fue adquirido con el propósito de construir el asilo de huérfanos, el que fue entregado al cuidado de las Religiosas de la Providencia y que dio origen al actual nombre de la avenida.

En 1863 la madre Bernarda Morin asume como superiora y lideró la labor de las hermanas por los más desposeídos, vocación social que las inspira hasta el día de hoy.

El gran edificio se construyó a fines del siglo pasado y contaba con más de 20 patios, claustros y la capilla. El asilo llegó a acoger a 1286 huérfanos en 1896.

Los Padres Escolapios se hicieron cargo de los talleres de carpintería, zapatería y otros. Se recuerda por su abnegada labor al Padre Mariano, una calle vecina del sector lleva hoy su nombre.

La congregación tuvo a su cargo el asilo hasta 1941. Posteriormente en 1955 la beneficencia remodeló el orfanato y se loteó la mayor parte del terreno, siendo el edificio demolido excepto la capilla y el claustro lateral, que se conservaban hasta ayer y que fueron donados por la congregación al arzobispado.

El templo que dio el nombre a la comuna de Providencia fue construido entre 1881 y 1890 según el diseño del arquitecto Italiano Eduardo Provasoli.

Del conjunto original quedaba sólo el gran templo y dos patios del claustro que habían sido bastantes modificados.

La iglesia correspondía a un estilo neorrenacentista, de una sola nave, de cielo raso plano ricamente decorado y estaba construida íntegramente en albañilería de ladrillos, alcanzando la base de los muros un espesor de 1,60 m.

Fue declarada Monumento Nacional en 1989.

En el día de hoy la Iglesia de Santiago a través de su Arzobispo, Monseñor Ricardo Ezzati, lamentó la pérdida patrimonial que ocasionó el incendio en la Iglesia Matriz de las Hermanas de la Providencia que también afectó una residencia para adultos mayores y un museo de esa congregación. “Sin duda alguna es una pérdida considerable y un momento de dolor para las religiosas y también para la Iglesia”, señaló. No obstante, destacó que “gracias a Dios no hay víctimas, y eso es lo más importante”.