
Con María, y como ella, escuchemos y vivamos la Palabra del Señor” es el lema de la Fiesta de Nuestra Señora de La Candelaria, que comienza este jueves 27 de enero en Copiapó y se prolonga hasta el lunes 7 de febrero.
Inicio de la historia
Los más ancianos aseguran que en el verano de 1780, Mariano Caro Inca, vecino del pueblo de San Fernando, regresaba de la Cordillera cuando una tormenta lo obligó a refugiarse en unos peñascales. Estaba a la orilla del Salar de Maricunga y allí encuentra una piedra plana, grabada, de unos catorce centímetros de alto, con la imagen de la Virgen llevando en brazos al Niño.
Caro Inca, lleno de respetuoso fervor, tomó la imagen entre sus manos, llamó a sus compañeros para participarles del hallazgo y luego de colocarla cuidadosamente en la alforja de su mulo, siguieron el camino.
El 2 de febrero de 1780, día consagrado a la Purificación de la Virgen, llegó Mariano Caro Inca a San Fernando. Mientras él arreglaba el altar para venerar a la imagen con el nombre de Nuestra Señora de la Candelaria, los arrieros del lugar divulgaron la noticia del encuentro.
Año tras año, Mariano Caro Inca celebró novenas en honor a
La Fiesta
Adjunto a la novena se realizan también la bendición de los niños, el encuentro de la Virgen con los enfermos y los mineros, la procesión de las candelas y otros.
Esta fiesta se destaca por la fe manifestada en los bailes religiosos que asisten a la celebración, siendo ya tradición los "chinos", los cuales a través de más de doscientos años han llevado a la virgen en procesión.
La festividad está enraizada en la gente de Atacama que la vive y hace propia, integrándola al folclore de la zona, lo que tiene una importancia de primer orden, porque acrecienta el acervo cultural y lo más destacable es que permite la unidad de los miles de fieles que llegan año a año a manifestar su devoción a la Virgen de la Candelaria.
El Santuario
El cura de la villa de Copiapó, Domingo Carmona, hizo edificar en los primeros años de 1800, la primera capilla, en la cual se conservaron los restos de Mariano Caro Inca. Estos restos se exhumaron y trasladaron el 8 de febrero de 1981, fiesta de la Candelaria, al Santuario nuevo, cerca de la imagen. El motivo de este traslado fue la situación ruinosa de la primera capilla.
En 1910 se dio comienzo a la construcción de un nuevo edificio, en los terrenos adyacentes a los que ocupaba la capilla antigua. La primera piedra fue colocada por el cura don Pedro Thelis, que luego tomó impulso por el popular Padre Negro (
En 1944 Polidoro Van Vlierberghe construyó la nave lateral derecha del santuario. A principios de 1968, el padre José Cánovas, construyó la nave lateral izquierda, que se terminó en 1970.
Los “chinos"
Desde que Mariano Caro Inca descubrió la imagen de la Virgen de la Candelaria, mineros de Copiapó demostraban devoción cada año, quedando así las minas paralizadas por el hecho de que los trabajadores bajaban a la ciudad y se reunían en el Santuario a rendir homenaje a su patrona.
El minero se presentaba ante la imagen, con sus atuendos de trabajo, de ahí que los llamados “chinos” de la Candelaria ostentan una prenda que les es muy característica, el culero o culera, trozo de cuero que usaba el minero antiguo amarrado a la cintura y que le servía para sentarse sobre él mientras agujereaba el mineral.
Con el tiempo, las antiguas vestimentas del minero fueron reemplazadas por el actual "traje de chino", tapizado de espejuelos y delicados bordados. Como buenos poetas, los chinos improvisan versos a la virgen, a los que agregan melodías letánicas y dolientes, las que son lamentos, saludos, despedidas o gracias a los favores concedidos.
Los "chinos" son los servidores más cercanos de la Virgen, y se expresan a través del sonido de flautas y tambores, que representan el golpe del "combo" en la "cuña".
Existen varias suposiciones sobre el nombre de "chino". La más aceptada es la acepción antigua de "chino", servidor, así la Virgen sería la "china" o "chinita", la servidora.
El término "shinno" (servidor en lengua quechua), era usado por los poderosos señores Incas para referirse a sus "sirvientes". Las "sirvientas" (shinnas) eran elegidas entre las campesinas más hermosas del sur de Chile, de allí que los huasos usaron también la palabra "china" para referirse a su compañera, pero en forma cariñosa.
También suele denominarse "Bailes Chinos" a todos los bailes ya que todos sus ejecutantes son "sirvientes" de
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