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COMUNIÓN CON LA FAMILIA

En el día de hoy, la Virgen María nos llama a reflexionar sobre nuestras familias, a mirar internamente lo que tenemos, lo que hemos construido; reconozcamos a la luz de su ejemplo a nuestras familias y si aún no hemos logrado la comunión, que esta reflexión nos motive a ser el instrumento para lograrlo.

24 de Noviembre de 2009.

“Comunión con la Familia”

1.- Motivación

Hay familias que son capaces de crear un ambiente propicio para el diálogo, el crecimiento, la comunicación y la participación; en cambio, hay otras en que esto no es posible. El contexto en que se da esta formación es clave y muy importante.

La familia es el mejor lugar donde se pueden vivir relaciones que hagan posible el que la persona sea sujeto auténtico de su crecimiento en valores cristianos. En la familia no se debe dar el subjetivismo ni el conformismo moral. En ella se vive el respeto a las personas. Es portadora de valores cristianos. Quien no la ha tenido o ha sido de mala experiencia, no sabe lo que es vivir en “comunión con la familia”.

2.- Palabra de Dios (Juan 17, 21 – 23)

Jesús nos invita a la comunión surgida del amor:

“Que todos sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en ti. Sean también uno en nosotros: así el mundo creerá que tú me has enviado. Esa gloria que me diste, se la di a ellos para que sean uno como tú y yo somos uno. Así seré yo en ellos y tú en mí, y alcanzarán la perfección en esta unidad. Entonces el mundo reconocerá que tú me has enviado, y que yo los he amado como tú me amas a mí.”

¿Qué tipo de relación se da en mi familia? ¿Qué falta para ser “comunidad”?

¿Puedo descubrir la presencia de Cristo al interior de mi familia? ¿Por qué?

3.- Oración

Señor, Dios nuestro,

en cuyos mandatos encuentra la familia su auténtico y seguro fundamento,

atiende nuestras súplicas y concédenos que,

siguiendo los ejemplos de la Sagrada Familia,

practicando las virtudes familiares y manteniendo vivo el amor,

lleguemos a gozar de los premios de tu Reino.

Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

4.- Un momento con María

María es educadora de nuestro crecimiento dentro y fuera de nuestra familia. Nos anima a la unión, la comunicación, el amor y la armonía. Se da cuenta de nuestras necesidades y, con su intuición de Madre, se las presenta a su Hijo. Recordemos su intervención maternal en Caná de Galilea: “No tienen vino… hagan lo que Él les diga” (Juan 2, 1 – 12).

Porque la queremos, la veneramos y la invocamos siempre, pero de una manera muy especial en este tiempo de Adviento.

5.- Vivieron su cariño a María

Tanto amaba Domingo Savio a María y era tal su devoción, que en una oportunidad en que su madre se encontraba con muchas dificultades para dar a luz, Domingo le pidió a Don Bosco que lo dejara ir a verla.

Al llegar cerca de la casa, los familiares le querían impedir que entrar a ver a su mamá. Domingo no hizo caso y entró, se arrojó sobre la mamá, la abrazó, la besó y disimuladamente dejó sobre el pecho de ella un escapulario de la Virgen María. Es así como su mamá dio a luz sin ningún problema a su hijito. Todos vieron que esto fue un milagro y Domingo se volvió un signo entre los suyos.

La mamá conservó este escapulario, y lo prestaba a las vecinas y a las mismas hermanas de Domingo cuando tenían dificultades en el embarazo. Los médicos, enterados, lo recomendaban a sus pacientes. Fueron muchas las gracias conseguidas con aquel milagroso escapulario.

Por eso es que hoy se le conoce como “el patrono de las madres embarazadas”.

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