20091117

JESUS DA SENTIDO A NUESTRO SUFRIMIENTO

Ayer hablamos del dolor que debió enfrentar la Virgen María; pues con la muerte de su hijo tuvo un encuentro personal con el dolor. Hoy los invito a que juntos reflexionemos sobre el dolor y la desesperanza que en más de una ocasión hemos debido enfrentar, sin embargo es Dios quien junto con acompañarnos le da un sentido a nuestros sufrimientos. La invitación es a abandonarnos en Él y a aceptar su voluntad.

Martes 17 de Noviembre de 2009

“Jesús da sentido a nuestros sufrimientos”

1.- Motivación

El sufrimiento parece ser esencial y único de nosotros los seres humanos. Se presenta en nuestras vidas no sólo cuando nos duele el cuerpo, sino sobretodo cuando nos “duele” el alma. Por ejemplo, cuando una joven intenta suicidarse porque su pololo la dejó, cuando un padre está cesante y no puede encontrar trabajo, o cuando un joven no puede entrar a estudiar porque no tiene el dinero para hacerlo. Surge entonces la pregunta por la razón y el sentido del sufrimiento. Es en estos momentos cuando esperamos una respuesta esperanzadora, quizás que el mismo Dios nos hable.

2.- Palabra de Dios (Juan 3, 16 -17)

“Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Hijo único, para que quien crea en él no perezca, sino tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él.”

Jesús al encarnarse asumió también todos los sufrimientos de la humanidad. Si el sufrimiento está relacionado con el mal, Jesús venció el mal en la cruz. Siendo obediente hasta la cruz, venció al pecado; resucitado, venció a la muerte.

¿De qué modo responde Jesús a nuestros sufrimientos hoy?

¿De qué modo respondo yo a los sufrimientos que me tocan vivir?

3.- Oración

Señor Padre nuestro, me pongo en tus manos.

Haz de mi lo que quieras.

Sea lo que sea, te doy gracias.

Acepto todo, con tal que se haga tu voluntad.

Te confío mi alma,

te la doy con todo el amor del que soy capaz.

Porque te amo y necesito darme a ti,

ponerme en tus manos,

sin limitación, sin medida, con una confianza infinita,

porque tú eres mi Padre.

Amén.

4.- Un momento con María

La Virgen María acompañó a su Hijo desde su nacimiento hasta el momento de su muerte en la cruz. Recordemos que en ese momento, justo antes de que Jesús muriera, Él, en un gesto de profundo amor hacia nosotros, nos dejó su Madre a través del apóstol Juan: “Jesús, viendo a su Madre y al lado al discípulo predilecto, dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Después dice al discípulo: Ahí tienes a tu Madre. Y desde aquel momento el discípulo se la llevó a su casa.” (Jn 19, 26-27). Pidámosle a nuestro Padre Celestial que, al igual que María, nos de la fortaleza necesaria de enfrentar cualquier sufrimiento que tengamos, entregándonos a Él y confiando en su palabra de vida eterna, encontremos su sentido.

5.- Vivieron su cariño a María

Algunos años después de su muerte, Domingo Savio se le apareció a Don Bosco, y le dijo: "Lo que más me consoló a la hora de la muerte fue la presencia de la Santísima Virgen María. Recomiéndele a todos que le recen mucho y con gran fervor. Y dígales a los jóvenes que los espero en el Paraíso". He aquí un signo de la gran devoción de Domingo a nuestra Madre, María y que le da sentido a los sufrimientos de todo cristiano.


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